Este 8 de marzo nos hemos encontrado en las calles y nos hemos reconocido: juntas, diversas, fuertes, sin miedo. Estaban con nosotras todas las que vinieron antes: las mujeres que tomaron la voz, las que rompieron barreras para conseguir los derechos que nadie les iba a regalar, las que supieron mirar el mundo de otro modo y dejarnos en herencia la posibilidad de seguir avanzando. También estaban con nosotras las que van a llegar: las que habitarán una sociedad orgullosa de vivir en igualdad. Una larga genealogía nos llevaba de la mano por unas calles atestadas de memoria y de futuro; y bailábamos.
Todas esas conciencias movilizadas, todas esas energías puestas en marcha, no se pueden quedar en casa un día después. Volvemos a calzarnos las botas, volvemos a anudarnos pañuelos morados, volvemos a salir a la calle. Nuestras demandas tienen que ser escuchadas, nuestro proceso de construcción en común debe continuar, organizándonos en cada pueblo y en cada barrio para seguir construyendo el país que ya somos, sin dejar a nadie atrás.
La democracia se abre paso. Tras este #8M, tenemos por delante un reto: #2018M. #Seguimos.